De entre todos los modelos de depósitos de poliéster que existen, hay dos en concreto que cuentan con una característica que los diferencia de los demás. Hablamos de las patas, un elemento que se puede apreciar en el depósito vertical con patas y en el depósito vertical con patas metálicas. En este último, las patas forman parte de una estructura metálica que se adhiere a la base del depósito.
Gracias a este elemento, estos dos tipos de depósitos cuentan con dos ventajas muy importantes con respecto al resto de depósitos de poliéster. Hablamos de dos cualidades que pueden ser determinantes a la hora de elegir el depósito más apropiado para tus necesidades.
La primera ventaja de los depósitos verticales con patas, tanto patas de poliéster como de metal, es que se pueden instalar a cierta altura. Las patas permiten elevar el depósito a una altura determinada sin que la base esté en contacto con el suelo. Esto resulta muy eficaz, por ejemplo, para el riego, ya que la altura permite que el agua salga con cierta presión del depósito.
La otra ventaja de los depósitos verticales con patas es que, al estar a cierta altura del suelo, la base puede ser convexa, lo que permite que el vaciado del tanque se realice de forma rápida y sencilla. Esto resulta muy útil en fábricas o industrias que necesiten vaciar los depósitos de forma muy frecuente.
Pero además de estas dos ventajas, los depósitos de poliéster con patas ofrecen una gran resistencia, firmeza y durabilidad. Son depósitos muy resistentes que garantizar un rendimiento óptimo durante un tiempo prolongado.
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